Maximice el potencial genético de su híbrido

En el cultivo del maíz

Lic. Juan Alberto Arévalo López

martes, 23 de marzo de 2021

Para ser competitivos y permanecer en el mercado, los productores de maíz tienen que cosechar mayores rendimientos y reducir sus costos de producción por hectárea y por tonelada de grano, ya que ésta es la única alternativa para aumentar su rentabilidad. En la última década el agricultor mexicano ha experimentado grandes retos para responder ante los constantes cambios en la estructura de comercialización del maíz, los precios y las condiciones climatológicas, que le han exigido hacer mejor uso de sus recursos, ser más eficiente y producir más inteligentemente.

Como hemos mencionado en AgroSíntesis, con un costo de manejo agronómico de alta tecnología para el cultivo de maíz de $30,700.00 pesos por hectárea, un precio actual en el mercado internacional de $5,075.00 pesos por tonelada y un rendimiento promedio de 12 toneladas por hectárea, como el que se obtiene en el occidente y noroeste de México, el cultivo del maíz se perfila como un excelente negocio esta temporada P/V 2021.

A continuación proporcionamos 5 consejos prácticos para maximizar el potencial genético de su material híbrido:

Fecha de siembra

Al sembrar dentro del periodo óptimo de siembra establecido en su región (usualmente la fecha oficial de inicio de siembra) o al establecer el temporal de ser éste su caso puede aumentar por lo menos en un 10% sus rendimientos. Conforme se desvíe de la fecha óptima el potencial de rendimiento del material disminuye y su susceptibilidad a enfermedades aumenta, restándole hasta un 20% del rendimiento que su híbrido tendría en condiciones de fecha de siembra óptima (Gráfica 1).



Densidad de población

Utilizar la densidad de población recomendada es importante para reducir mermas en rendimientos por acame, competencia excesiva entre plantas, bajas poblaciones que ocasionan pérdidas considerables de humedad y que favorecen el desarrollo de maleza. Se deben hacer una buena distribución de semilla para evitar los espacios vacíos.

Recuerde que cuando usted aumenta demasiado la población el consumo de nutrientes por hectárea aumenta, por lo que tendrá que invertir aún más en fertilizaciones adicionales. Además, por excesos de población las plantas tienden a competir más en crecimiento, captación de luz solar, penetración y expansión de su sistema radicular, aumentando así los problemas de acame (Gráfica 2 y Figuras 1 y 2).


Pero la tendencia actual se dirige a aumentar la densidad a alrededor de 140,000 plantas/ha mediante el manejo de siembras en surcos angostos (40 y 50 cm) de dobles hileras en surcos de 75 y 80 cm, de triples y cuádruples hileras en cama de 1.52 y 1.60 m, que provoca un cierre anticipado de cultivo. Al modificarse la distribución espacial de las plantas se reduce el sombreo mutuo entre las hojas durante su etapa de expansión, lográndose una más rápida cobertura del suelo.



Uniformidad y profundidad de siembra

La uniformidad de siembra, la distancia entre plantas y la profundidad a la que se siembra son aspectos importantes para distribuir uniformemente el crecimiento de su cultivo (Figuras 3 y 4). 


Para maximizar estos aspectos puede buscarse la utilización de equipos de siembra automatizada de precisión en los lugares en donde esto sea rentable. En lugares donde la siembra se realice a mano busque hacerla con sembradoras manuales y procurando mantener siempre una distancia uniforme.

Distancia entre surcos

La distancia entre surcos es utilizada principalmente al usar equipos mecánicos de siembra pero debe tomarse en cuenta también en donde se practique la siembra manual.

Tradicionalmente, la siembra de maíz se hace con una separación de surcos de 80 centímetros, pero con sólo disminuir esta distancia 5 centímetros, es decir sembrar a una distancia de surcos de 75 centímetros se logra aumentar en un 5.8% el número de plantas en la misma superficie, lo que le ofrece 4,900 plantas más en una hectárea sembrada a 6 plantas por metro; imagine cuánto está dejando de ganar (Figura 5).



Selección del material híbrido adecuado

En casi todas las regiones del país se han introducido nuevas variedades de maíz híbrido que se han adaptado a las condiciones adversas del medio como malos temporales, temperaturas extremas, plagas, enfermedades, entre otras, lo que ha permitido al productor mantener sus niveles de producción y disparar al máximo sus ganancias. 

La selección del híbrido y las prácticas básicas para explotar al máximo su potencial de rendimiento han constituido uno de los requisitos indispensables en los que hay que poner especial énfasis para lograr aumentar los rendimientos, de acuerdo a las condiciones ambientales de cada región. 

Es necesario realizar evaluaciones de manera constante, ya que las empresas semilleras se encuentran investigando, evaluando y liberando nuevos híbridos con mejores características y adaptados a las muy diferentes condiciones climáticas de México, por lo que representan mejores alternativas para la siembra. Es necesario estar informado y actualizarse constantemente para conocer a los nuevos híbridos que salen al mercado y sus características.

Lic. Juan Alberto Arévalo López

 




La industria de protección de cultivos ve con preocupación que el modelo agroecológico que quieren imponer funcionarios de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y otros aliados, tendrá un impacto devastador en el sector agropecuario porque afectará la productividad en el campo, obligará a incrementar la importación de alimentos y generará más pobreza.

El Ing. Luis Eduardo González Cepeda, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) explica que la prohibición de insumos fitosanitarios elevaría los costos de producción en 300% por hectárea, en caso de que los productores agrícolas decidieran contratar mano de obra para eliminar a las malezas que invaden los cultivos, situación imposible porque no tienen los recursos para hacerlo. Además, precisó que la pérdida de producción agrícola por plagas, enfermedades y maleza está en alrededor de 40%, razón por la cual es imprescindible que los agricultores sigan utilizando los insumos necesarios para proteger sus áreas de cultivo y, con ello, garantizar la producción de alimentos que el país requiere.

El presidente de la UMFFAAC externa también que es todo un contrasentido que el Gobierno federal tenga como objetivo lograr la autosuficiencia alimentaria y combatir la pobreza si, al mismo tiempo, la SEMARNAT y funcionarios empeñados en imponer su visión “romántica” del campo impulsan acciones que afecta directamente la productividad al prohibir, acotar y limitar el uso de insumos fitosanitarios claves para proteger los cultivos.

El Ing. González Cepeda señala que no está en contra de las prácticas agroecológicas en el campo mexicano, pero advirtió que “estas no pueden ser impuestas como un modelo general para todos, simplemente porque no garantiza la escala y niveles de productividad de un país tan grande como México, que ocupa el duodécimo lugar a nivel mundial como productor de alimentos y el octavo por exportación de estos”.

El presidente de la UMFFAAC enfatiza que el sector agropecuario fue el único sector económico que creció el año pasado, tan afectado por el efecto de la pandemia y que generó un superávit de más de 8 mil 824 millones de dólares, el más alto en 25 años. 

Por su parte, Cristian García de Paz, director Ejecutivo de PROCCYT, asociación civil que representa a la Industria de Protección de Cultivos en México, manifiesta que el prejuicio de los funcionarios de SEMARNAT y sus aliados no tiene fundamento alguno si se considera el riguroso proceso de investigación que garantiza la seguridad de los productos fitosanitarios. Destaca que estos productos están respaldados por un promedio de 11 años de investigación, más de 100 estudios previos y una inversión anual promedio de $286 millones de dólares (alrededor de $5 mil 500 millones de pesos), todo lo cual es necesario para diseñar la mejor fórmula que garantice la seguridad ambiental y toxicológica, así como la eficacia agronómica.

El director de PROCCYT es enfático al advertir que el uso de los productos fitosanitarios debe hacerse de forma adecuada y seguir estrictamente las indicaciones del etiquetado, pues “de este modo se garantiza que la aplicación de estos insumos fundamentales para la protección de cultivos sea segura para la salud de los agricultores y del medio ambiente”.

En este sentido, la UMFFAAC y PROCCYT disponen, como parte de sus actividades en la industria, de programas de capacitación para el uso adecuado de los productos fitosanitarios, de modo que se tenga mayor certeza en el uso apropiado de estos insumos claves para la productividad en el campo.

El Ing. González Cepeda y García de Paz advierten sobre los peligros de los productos ilegales o “pirata” en el mercado de los plaguicidas, porque estos sí pueden representar un riesgo real al no cumplir con los estrictos estándares de producción y calidad que tiene la industria de protección de cultivos.

Finalmente, los directivos de la UMFFAAC y PROCCYT reiteran su disposición a mantener un diálogo abierto y sin prejuicios con autoridades ambientales y del sector agropecuario, pero fundado y sustentado en lo que ofrece la investigación científica en materia de protección de cultivos. Solo así se podrán evitar los efectos devastadores de un modelo agroecológico que, aunque válido como opción para algunos productores, responde a escalas de producción que no satisfacen las necesidades de un país como México.

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