miércoles, 27 de agosto de 2025
En la última década, México ha logrado avances considerables en la lucha contra la desnutrición y el hambre. Las últimas estimaciones publicadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestran que, en promedio, el 19.3% de la población mexicana enfrentó inseguridad alimentaria moderada o severa entre 2022 y 2024. Si bien casi 2 de cada 10 mexicanos aún luchan a diario para acceder a alimentos suficientes y variados, este es un resultado positivo. Entre 2014 y 2016, la prevalencia promedio de inseguridad alimentaria moderada o severa en México fue del 24.9%, lo que indica que más del 5% de la población ha superado la pobreza extrema y el hambre en los últimos 10 años.
"México necesita invertir seriamente en investigación y desarrollo agrícola para proteger estos logros y continuar avanzando hacia la resiliencia agrícola y la seguridad alimentaria. Sin esta inversión, los agricultores mexicanos tendrán dificultades para hacer frente a las sequías prolongadas causadas por el cambio climático. Por ejemplo, en Sinaloa, se prevé que la cosecha de maíz disminuya a menos de 2 millones de toneladas métricas en 2025, frente al promedio de 5 a 6 millones de toneladas métricas alcanzado en años anteriores con patrones de lluvia regulares.
Los efectos del cambio climático, combinados con la incertidumbre económica y otras fuentes de inseguridad, están aumentando la presión sobre los medios de vida rurales de México. La investigación agrícola pionera en el mejoramiento de cultivos y las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes ofrece vías probadas para la resiliencia y la transformación de los sistemas alimentarios. Si bien estos recursos están fácilmente disponibles, la financiación para investigación crucial, que proviene principalmente del sector público, también se está agotando a medida que los gobiernos y las agencias de desarrollo cambian sus prioridades para abordar crisis múltiples y cada vez más graves. Este año, una de las principales agencias de financiación del mundo, que aportaba casi el 30% de la ayuda oficial al desarrollo ofrecida a gobiernos y actores del desarrollo en todo el mundo, ha cerrado prácticamente sus puertas y muchos países han reducido sus presupuestos de cooperación para el desarrollo. Como una de las principales organizaciones de investigación para el desarrollo financiadas con fondos públicos del mundo, el CIMMYT ahora debe buscar alternativas para ayudar a abordar estas deficiencias. Necesitamos urgentemente que el sector privado que opera en México se asocie con nosotros.
¿Qué está en juego?
La pérdida de financiamiento de socios públicos de larga data está debilitando la capacidad del CIMMYT para impulsar la innovación en la investigación agrícola para el desarrollo sin fines de lucro y amenazando los medios de vida de los pequeños agricultores y las comunidades vulnerables en México y el mundo. La falta de fondos provocará recortes perjudiciales en la labor vital del CIMMYT y graves repercusiones en las cadenas de valor de los cultivos básicos de México, incluyendo las siguientes:
Detener el desarrollo de semillas de maíz y trigo asequibles y resilientes al clima, desarrolladas a partir de la biodiversidad global de germoplasma y adaptadas a las diversas condiciones agrícolas de México, en particular las variedades resistentes a enfermedades, ricas en nutrientes y tolerantes a la sequía y al calor que los agricultores necesitan con urgencia para adaptarse al cambio climático.
Desmantelar los sistemas globales de monitoreo de enfermedades del maíz y el trigo más grandes y eficaces del mundo, que brindan alertas anticipadas cruciales y apoyo a los agricultores mexicanos en caso de brotes repentinos de enfermedades o plagas a nivel mundial. Cancelar las campañas y esfuerzos en curso que promueven una mayor adopción de la agricultura regenerativa en las principales regiones productoras de México, incluyendo una red única de ensayos a largo plazo.
Perder el acceso a las redes internacionales más importantes de pruebas e intercambio de semillas de maíz y trigo, dos cultivos básicos que alimentan a 4.500 millones de personas y aportan más del 40% de las calorías y proteínas de la dieta mundial.
Todas las contribuciones son de gran ayuda.
El CIMMYT hace un llamado a la inversión del sector privado en I+D agrícola para un futuro resiliente. Con el apoyo de las empresas que operan en México, podemos empoderar a los agricultores, nutrir a las comunidades y restaurar los ecosistemas. El CIMMYT acepta inversiones únicas o plurianuales en las siguientes iniciativas:
Campos para el futuro: Beneficiar al menos a 500 personas con un proyecto de agricultura comunitaria con una inversión anual de US$3 millones durante tres años.
Plantas con propósito: Apoyar al menos a 30 comunidades agrícolas que recibirán semillas mejoradas para ayudarles a adaptarse al cambio climático, invirtiendo US$2 millones anuales durante tres años.
Semillas de esperanza: Apoya a al menos 100 agricultores que recibirán semillas mejoradas y resilientes al clima para aumentar su productividad y nutrición con una inversión anual de US$1.5 millones durante tres años.
En un contexto de incertidumbre global, marcado por la volatilidad económica, los conflictos endémicos y un clima cada vez más extremo, los sistemas alimentarios de México son más vulnerables que nunca. El CIMMYT ha contribuido significativamente a salvaguardar la seguridad alimentaria, promover la resiliencia climática y fortalecer la agricultura mexicana durante los últimos 80 años.
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