martes, 14 de marzo de 2023
La rápida caída de los precios del maíz está generando incertidumbre entre los agricultores ahora que comienza la cosecha O/I en Sinaloa y las siembras P/V en el centro del país. Desde el pasado 20 de febrero los precios internacionales se han desplomado 8.1% y nuestro peso se ha apreciado 11%, un doble efecto que afecta directamente el ingreso de los agricultores, ya que el grano se cotiza en dólares.
El mercado en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT) está invertido, es decir, los precios futuros a largo plazo registran menores cotizaciones que los de corto plazo marcando un panorama de precios con tendencia negativa.
El día de hoy, el precio del contrato de mayo del maíz esta cerrando en $242.11 dólares/tonelada, a julio cerró a $237.86 dólares, y a diciembre cerró en $218.88 dólares, lo cual significa que el mercado espera que los precios sigan bajando.
Los fondos de inversión han liquidado, durante las últimas 3 semanas, el 20% de sus posiciones largas o a la alza (opciones+futuros) en el CBOT al pasar de 250,000 contratos a menos de 200,000. Hoy, las posiciones cortas (a la baja) se encuentran en su mayor nivel desde octubre del 2020.
Los analistas atribuyen la rápida liquidación, por un lado, al “long squeeze” generado ante la caída de los precios y, por otro, al aumento de los inventarios finales de maíz 2022/23 publicados por el USDA (34.10 millones de toneladas o 1,342 millones de bushels), que reflejan una menor demanda por el grano.
En marzo del año pasado habían 350,000 contratos largos, una posición no vista desde 2010/11, pero ahora se anticipa una contracción de la demanda. Las exportaciones de maíz de USA en enero fueron de sólo 3.2 mmt, un 30% por debajo de su promedio de 5 años. Y en febrero se espera que el volumen exportado sea el menor de los pasados 10 años.
Por otra parte, aunque los precios futuros en el CBOT del trigo se encuentran por arriba de sus promedios, han bajado 15% durante los primeros dos meses de este año.
La lucha contra la inflación a nivel mundial a creado un escenario de recesión económica con mayores tasas de interés y volatilidad en los precios, que en combinación con el alto precio de los insumos, y la apreciación del peso siguen creando incertidumbre entre los agricultores, afectando sus intenciones de siembra e ingresos.
La productividad y la agricultura sostenible son la clave en este escenario, tratando de producir más con menos.
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