Comienza a cambiar tendencia en precios de maíz, trigo y soya

lunes, 22 de abril de 2024

Aunque los precios del maiz, trigo y soya se hayan desplomado en los mercados financieros agropecuarios, se percibe que ya tocaron fondo. 

El mercado en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT) estuvo invertido el año pasado, es decir, los precios futuros a largo plazo registraron menores cotizaciones que los de corto plazo marcando un panorama de precios con tendencia negativa. Pero este año, la tendencia se ha revertido.

El día de hoy, el precio del contrato de julio del maíz esta cerrando en $174.50 dólares/tonelada ($4.42 bushel), a septiembre cerró a $177.90 dólares ($4.52 bushel), y a diciembre cerró en $183.75 dólares ($4.67 bushel), marcando una nueva tendencia.

La lucha contra la inflación a provocado un escenario de recesión económica, con mayores tasas de interés, logrando contraer la liquidez y la demanda.

El año pasado los agricultores estadounidenses lograron una cosecha récord de maíz, con rendimientos promedio de 12 toneladas por hectárea, a pesar de la poca lluvia y las rachas de calor intensas, reduciendo los precios en los mercados internacionales de $6.60 por bushel a principios de abril de 2023 a $4.50 por bushel a principios de noviembre. Pero a principios de 2024, específicamente el 23 de febrero, el precio alcanzó un mínimo de $3.80 por bushel, que representa $1.26 menos que los $5.06 por bushel que el USDA estimó como el costo de producción en 2023.

Los inventarios publicados por el USDA, por encima de las 34 millones de toneladas, y la superficie récord de siembra para la temporada P/V de 92.5 millones de acres, no ayudan.

En México, la combinación de bajos precios con la apreciación de nuestra moneda ha ubicado la tonelada de maíz y trigo, por debajo de los $4,000 pesos/tonelada, cuando el costo de producción promedio para el maíz se ubica entre $55,000 y $65,000 pesos/ha o $5,500.00 pesos por tonelada. Asimismo, la escazes de agua y la agflación se han combinado con los bajos precios y el tipo de cambio para crear un escenario de “tormenta perfecta”.

Esta realidad obliga a nuestras autoridades a plantearse nuevos incentivos y/o apoyos para la agricultura comercial de mediana y alta escala. La ironía aquí es que toda la cadena alimentaria se ha beneficiado de los menores precios menos los agricultores y los consumidores. Todo esto sucede en un momento en que la inflación mantiene la tasa de los fondos federales en su nivel más alto desde 2007.

 

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